3.10.09

Incitación a... el cine


Quien me conozca dirá que he tardado mucho en hablar de esta película. El cine puede servir para varias cosas: arrepentirte de haberte gastado los seis euracos, entretenerte hora y media o descubrir el sentido de tu existencia. No quiero despertar expectativas porque nada hay peor que te recomienden una película. Sin embargo, Leolo es para mi casi una filosofía vital y sigo llorando cada vez que la veo. Y además, de paso, me descubrió las canciones de Tom Waits, que no es poco. Básicamente su mensaje consiste en renunciar a una existencia banal, a una triste vida, a cambio de disfrutar de nuestro propio universo, el que deseamos, el que nos gusta, en el oscuro callejón de la locura. La película es de 1992. Su director murió en un accidente de avioneta no mucho después, así que no busquéis nada más de él, pero si tenéis ocasión, por favor, dadle una oportunidad. Si tenéis algo entre oreja y oreja o entre pulmón y pulmón, creo que os conmoverá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Atrévete!